Explicación del kata Heishu Sanchin de karatedo desde el punto de su objetivo espiritual o místico y que también da nombre esta kata que podríamos traducir como "Tres batallas". Video del kata y video explicativo donde se estudian estos significados de karate interno por el Maestro Andrés Congregado, 7mo Dan de Karatedo.
Para entender con más profundidad lo aquí escrito, recomendamos ver los dos videos que acompañan este artículo.
a) El objeto del estudio de Heishu Kata
Sanchin está dirigido a la comprensión del Soplo Vivificante, Chi o
Ki.
El ideograma del soplo consta de tres
partes y el esfuerzo a realizar para el conocimiento de cada una de
esas partes da origen al nombre “Tres batallas”.
La parte superior corresponde a lo no
conformado, yang o vapores.
La parte inferior corresponde a lo
conformado o yin.
La intermedia es el sentido o puerta de
acceso del yang al yin y viceversa.
Básicamente, Sanchin, aunque contenga
elementos de las tres partes, podríamos decir que fundamentalmente
realiza un estudio de la parte yang.
b) Se nombra el Kata.
La realización de cualquier kata se
hace nombrando dicho kata, con lo cual cumplimos con la tradición.
Evangelio de San Juan: “Y en el
principio fue la palabra y la palabra era Dios, todo se hizo mediante
la palabra”.
En el Génesis podemos leer: Y dijo
Dios: “haya luz y hubo luz”.
Se va repitiendo: “dijo… dijo…”,
y así durante seis unidades de tiempo.
En la cultura oriental se habla de la
energía Yuan qi como expresión de lo celeste.
Se genera en base al yin al yang.
En el principio la palabra existía, y la palabra
estaba con Dios, y la palabra era Dios. Todo se hizo por Ella, y sin
Ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida, y la
vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y
las tinieblas no la vencieron. La palabra era la luz verdadera que
ilumina todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba y el
mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa y
los suyos no la recibieron, pero a todos los que la recibieron les
dio poder de hacerse Hijos de Dios, a los que creen en su nombre, la
cual no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de
hombre, sino que nació de Dios. Y la palabra se hizo carne y puso su
Morada entre nosotros. Y hemos visto su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo Único, lleno de gracia y de verdad.
(Evangelio de San Juan 1, 1-14)
c) Se adopta la postura de Wuji (sin
opuestos).
d) Se crea el yin y el yang.
e) Se le somete a la influencia del cielo
y de la tierra.
f) Análisis de los bigramas.
El Tao lo pliega y aparecen los 5 haces
de luz.
g) Cuando el hombre se somete a la acción
del cielo y la tierra da origen a los trigramas.
Yang Keo y yin Keo :
equilibrio. Se van realizando en cada paso
Yang Oe y yin Oe :
barreras. Se realizan antes de las mutaciones
Tae mo y Chong mai : Se
realizan en la mutación
Ren mai y Du mai : Es la
unión de la izquierda y la derecha
h) La unión de la derecha y la izquierda
se realiza mediante el hexagrama:
Es el primer sonido y
pertenece al SHOU SHAO YANG.
Al ser yang, hay que
avanzar.
i) Una vez en la forma realizamos la
creatividad del cielo...
...se aplica para aprender a expandir
la energía en los distintos niveles: “Camisa de Hierro”
j) Se retrocede para realizar dos
movimientos del SHOU JUE YIN
Viajando hoy (31/08/2007) en el Metro de Madrid me vi envuelto en un caso de defensa personal en donde en un minuto escaso entró en juego la cobardía, la justicia y la prudencia durante una ataque de dos contra uno.
Foto: Wikipedia, Bullying.
Hoy puede ver claramente la diferencia entre "prudencia" y "cobardía", mientras viajaba en el Metro de Madrid, y era testigo de los hechos que paso a relatar lo más objetivamente posible (luego haré mi interpretación):
En el vagón en el que viajaba pasadas las 11:30hs. de la noche de hoy viernes había dos adolescentes que algunos califican como "kinkis", "grupo" que podríamos denominar de "tribu urbana", si no fuera porque ellos mismos no se sienten parte de grupo o tribu alguna (no hay estructura de organización, ni mucho menos) sino que, como tantos otros subproductos de una sociedad en decadencia, simplemente comparten cierto "gusto", en este caso suelen escuchar música electrónica de discoteca, vestirse y cortarse el pelo parecido, y ser violentos cuando son mayoría y tienen ventaja contra ciertos colectivos.
Estos individuos por alguna razón empezaron a increpar a dos inmigrantes latinoamericanos (probablemente bolivianos o ecuatorianos) que iban visiblemente borrachos pero tranquilos sin molestar a nadie, y que parecía que volvían de trabajar (quizás fueran trabajadores de la construcción o algo por el estilo, por su vestimenta) y seguramente se habían tomado un par de cervezas. En un momento dado el más alto de los "kinkis" le propina un puñetazo a uno de estos, sin motivo aparente...los inmigrantes optan por moverse a otro lado, alejándose de ellos por el vagón, y quedan a un metro de donde estoy yo. Los kinkis lo siguen y cuando están a 2 metros uno de ellos, rápido y violentamente, se cuelga de uno de los pasamanos y le da una patada en la cabeza al mismo inmigrante que había pegado antes...el inmigrante, simplemente levanta el brazo y dice "no, no". A todo esto, la gente del vagón (de todo tipo y color) que iba lleno, lanza exclamaciones, sobre todo las mujeres, pero nadie se mete en el lío. Los dos kinkis se le acercan más al imigrante que seguía de pie (su compañero se había sentado) y le empiezan a pegar en el brazo levantado y a decirle "¡¡quita esa mano!!", y a continuación qeu se tenían que bajar el la próxima estación porque le caían mal y se les había acabado el viaje. Justo el metro frena en la estación, y como los inmigrantes no se bajan, el mismo que le había pegado antes le da tres rápidos puñetazos a la cara/cabeza, al mismo tiempo una mujer se abalanza para intentar deternerlos pero no le da tiempo, y alguien tira de la alarma para frenar el tren antes de que abandone la estación. Al ver esto los kinkis se hablan señalando esto, y se bajan rápido del vagón y desaparecen... La mujer, impresionada, se pone a llorar en el hombro su pareja.
En seguida aparece el conductor del tren, con cara de "estoy harto de venir a desactivar las alarmas de freno los viernes a la noche", y lo hace...la gente le dice lo que pasó, que les pegaron a los inmigrantes (que siguen ahí, y no reaccionaron), pero levanta los hombros como diciendo "¿y a mi que?". El conductor se va, el tren arranca. Me acerco a la puerta porque me bajo en la siguiente estación y aprovecho para preguntarle al inmigrante (que no sangraba ni tenía ninguna marca visible) si estaba bien...me dice que si, que "con eso no me van a matar, yo aguanto más"...entonces me dice "cobardes...nadie hizo nada...yo los hubiera agarrado así..:" y levanta una mano rozándome el cuello y mostrándome como les levantaría la cara, y lo hace otra vez, cosa que impido porque en su borrachera parecía no entender que yo no era uno de ellos, y me estaba por agarrar realmente el cuello...le digo que se quede tranquilo, que hizo bien en no contestarles los golpes, y me bajo del tren.
Ahora, interpretemos estos hechos desde el punto de vista de la defensa personal ¿qué pasó realmente en mi opinión? ¿porqué yo no actué más que como actué?, o dicho de otra forma, ¿qué pasó en esos momentos por mi cabeza?.
Interpretemos primero la reacción global de la gente. No puedo saber obviamente qué pensó cada uno, pero en general parecía que no quisieron intervenir por miedo a verse envueltos en la pelea, a excepción del que tiró la alarma (que no sé quién fue) y de la mujer que intentó hacerlo. Hay que destacar que la impresión que le causó a la mujer la injusticia de que dos personas violentas le pegaran a otra sin motivo, pudo más que su propio instinto de supervivencia, y le hizo intervenir. Esto, en principio muy loable, podría haberle traído muchos problemas, si no fuera porque los inadaptados no le prestaron atención, creo que ni siquiera la vieron, ya que no los llegó a tocar. O sea, desde el punto de vista de la justicia, la mujer, bien. Desde el punto de vista de su defensa personal, mal.
Estaba claro que lo que sucedió era injusto. Sin embargo, la defensa personal no es para los héroes. Lo que yo pensé en ese momento es lo siguiente, en este orden:
- Los dos kinkis se merecen una golpiza por ser una lacra social, y yo se las daría con gusto. Incluso podría servirme de entrenamiento real.
- Son dos, yo soy uno. Si me meto, nadie se va a meter para ayudarme.
- Estoy acompañando a una dama (viajaba acompañado). Si me meto, ella puede resultar herida, y no sólo tendría que probablemente pelear con ellos para evitar que le pegaran al inmigrante, sino que también defender a la chica que iba conmigo. Su cobardía al atacar a una persona en inferioridad de condiciones, porque ellos parecían ir drogados con algún tipo de estimulante, y los inmigrantes borrachos sin poder reaccionar a los golpes, me hacían suponer que no tendrían escrúpulos en pegarle a una mujer.
- Si, pese a todo lo anterior, me meto en la pelea, tendría que lastimarlos gravemente o dejarlos inconscientes rápidamente, porque sino se pondrían muy violentos y las cosas podrían ir a mayores, implicando al resto del vagón atestado (aunque la gente, muy prudentemente, se apartó de la escena durante los breves momentos de lucha). Además, debería ser rápido porque me tenía que bajar en la siguiente estación. Si no lo hiciera así, las cosas se iban a complicar ¿me seguirían? ¿cuáles serían las consecuencias?.
¿Por qué opté entonces? Por quedarme donde estaba, aunque fuera cerca de la pelea, entre esta y la chica que acompañaba, y atento por si estos personajes se percataban de la existencia de nosotros y el resto de las personas (parecía como si estuvieran ellos sólos y los inmigrantes a los que golpeaban, tenían fija la vista en ellos) e intentaban pegarnos o hacer alguna otra estupidez. Internamente pensaba, "ojalá me dieran una excusa para defenderme y darles una paliza..." Realmente me tuve que contener, porque pensaba "...se merecen que los maten o los dejaran tontos a golpes, pero no me conviene meterme, no me conviene...", incluso se lo dije en vos alta a mi acompañante. Si hubiera estado sólo quizás la balanzas se hubiera inclinado por la "justicia", pero incluso así hubiera dudado teniendo en cuenta las circunstancias...
Después de que todo pasó, también pensé en otra cosa: en el metro hay cámaras, si todo que da filmado, podrían incluso denunciarme...ya saben, la justicia a pie de calle no es igual que la justicia de los tribunales...a tener en cuenta para la próxima.
Cuando se trata de defenderse de una golpiza, las cosas suelen desarrollarse muy rápido, pero sin embargo es necesario tomar decisiones que pueden ser determinantes para salir con buen pie. Esta decisiones pueden ser tomadas correctamente por mero instinto de supervivencia (miedo, por ejemplo) o ser el resultado de una rápida elección basada en conocimientos de defensa personal, o incluso de sentido común racional, tras evaluar el escenarios de los hechos. Decisiones erróneas se pueden tomar por orgullo, afán de protagonismo o machismo mal entendido.
Visto "desde afuera" (es decir, no subjetivamente, desde el que tomó la decisión) el resultado final, la actuación del (llamémosle) "miedoso" (los que no se implicaron por simple cobardía) y el "prudente" (los que no lo hacen porque sopesan el mayor costo por sobre las ganancias potenciales), pueden ser iguales.
Pero el primero, el miedoso, no estuvo realmente al mando de la situación, ya que realmente la manejaban sus instintos (salir corriendo, no contestar a los golpes, no intervenir, etc.); mientras que el segundo, relegó sus instintos a un segundo plano, para pensar fríamente si estos le indicaban lo correcto, o incluso (mejor aún) basó su reacción fría en ciertos "reflejos condicionados" ante situaciones de amenaza a su persona, fruto del entrenamiento en artes marciales o defensa personal. Si el resultado del análisis racional de la situación de defensa personal de este último coincide a veces con el reflejo instintivo del primero, es mera coincidencia. La misma casualidad que hace que una persona corra presa del pánico dentro de una manada, y otra corra sabiendo porqué lo hace, hacia donde correr, y cuándo y dónde dejar de hacerlo.
El resultado puede ser el mismo, el considerarlo correcto, fruto de la sabiduría y la experiencia, o simplemente de la suerte. Y, lamentablemente, en defensa personal, no pueden dejarse las cosas libradas a la suerte, que no siempre será buena...
Chudan
kamae : Kamae o postura de guardia con una katana o bokken, traducida
literalmente como "guardia" (kamae) media ("chudan").
En
esta postura el arma se sostiene con la empuñadura a la altura de la
cadera del portador y centrada, y la punta a la altura del cuello del
oponente.
Se
usa en diferentes artes marciales que utilizan armas de corte, tales
como el aikido, el kendo, el kenjutsu, etc. También llamado "Chudan
no kamae" o "Chudan gamae".
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Más de una vez me preguntaron (y yo me
pregunté en su momento) cuál es la importancia de la respiración
en las artes marciales, así que voy a dar la visión que tengo
actualmente sobre este tema.
Sanchin, un kata de karatedo que se mueve en función de la respiración.
Partamos del hecho de que en toda
actividad física o deportiva, la respiración, como base de todas
nuestras funciones metabólicas, es sin duda importante. Obviamente
si no respiramos bien, no nos oxigenamos bien y, por lo tanto, la
sangre no distribuye el oxígeno ni elimina el dióxido de carbono
como debiera. La actividad física incluye la actividad mental (ya
que el físico está regido por el sistema nervioso, y este es, a su
vez, indisociable de lo físico). O sea, la coordinación y los
reflejos no es posible si nuestro cerebro no funciona bien, y este no
funciona bien si no respiramos bien. Partiendo de este punto de vista
racional, es evidente que las artes marciales, como actividad
físico-mental, tienen que prestar atención a la respiración.
Pero la respiración es un proceso
inconsciente, así que bien podría decirse que no hace falta pensar
en ella o trabajarla de forma consciente, como se hace por ejemplo en
karatedo, en aikido, etc. Es aquí cuando hay que hablar de otros
elementos que, desde el punto de vista marcial y de la meditación,
nos aporta una respiración controlada.
Desde el punto de vista anatómico,
para poder respirar debemos poner en funcionamiento varios músculos,
principalmente el diafragma: cuando el diafragma se contrae y eleva,
se inspira, y cuando se distiende y desciende, se espira. A ello
ayudan, combinan su fuerza a través de cadenas musculares, los
músculos abdominales, entre otros: todos ellos en acción no sólo
permiten la respiración, sino también hablar, toser, gritar,
defecar, tener un hijo y, en definitiva, concentrar la fuerza en lo
que los japoneses llaman el "seika tandem" o el "hara",
es decir, el "centro" del cuerpo que se ubica, de forma
clásica, tres dedos por debajo del ombligo y a la altura del centro
del cuerpo.
Es un hecho que, a partir de la postura
del diafragma y los músculos abdominales, se podrá hacer más o
menos fuerza al fijar el centro del cuerpo, ya que por allí se
cruzan las cadenas musculares que permiten casi todos los movimientos
[1]. Por ejemplo, al evitar el descenso del centro del diafragma,
transformándolo en un punto fijo, elevamos las costillas y tensamos
el abdomen. Estos músculos rodean y estabilizan a su vez lo que es
el centro del equilibrio corporal, L3 y L4, vértebras lumbares que
son el eje de rotación de la columna. Al mismo tiempo, la
respiración va de la mano con la relajación: en función del
control voluntario o involuntario del ritmo respiratorio uno puede
relajar los músculos, bajar las pulsaciones y entrar, en definitiva,
en un estado de relajación...o todo lo contrario, si se eleva dicho
ritmo
Recapitulemos: la respiración no sólo
es importante de por sí por su función por todos conocida, sino
que, a través del diafragma y los músculos abdominales (entre
otros) nos permite, además de relajarnos o tensarnos ante una
situación determinada, dominar ciertas fuerzas corporales que
controlan el equilibrio y permiten, básicamente, mover de forma más
o menos eficiente cada músculo del cuerpo, asociado a las cadenas
musculares que cruzan por la zona central del tórax y el tronco.
Todos estos hechos racionalizados en la
era moderna gracias a la ciencia (medicina, biomecánica, educación
física, ciencias aplicadas al deporte, etc.) los conocían en la
práctica los maestros de artes marciales mucho antes, de ahí la
importancia ineludible que debían darle a la respiración. Al hacer
consciente, por tanto, esta actividad inconsciente permitían darle
la importancia que tiene en el entrenamiento o la práctica, para
luego, en condiciones reales, dejarla otra vez que fluya hacia el
inconsciente unida con la técnica marcial, que también termina por
desaparecer en movimientos naturales o naturalizados.
Pero los maestros de artes marciales
van más allá en su uso de la respiración, ya que para ellos la
respiración es un mecanismo fundamental para lograr la meditación
y, por lo tanto, trascender el plano físico de las funciones que,
hasta ahora vimos (someramente) tiene la respiración sobre el cuerpo
humano. Meditar implica controlar la respiración, ya que el control
de la respiración equivale al control del pulso, y este al nivel de
excitación o tranquilidad del ser humano. En un combate, el
autocontrol es algo fundamental, y este punto en común es lo que
hizo que la respiración y la meditación se "fundieran" de
forma indisociable con las ares marciales: quien controla el miedo a
la muerte y lo trasciende puede convertirse en el guerrero perfecto
(samurais y su bushido, etc.).
Así, vemos que se han diferenciado
muchos formas de respirar, y asociado a diferentes técnicas
marciales en diferentes disciplinas y artes. Por ejemplo, se habla de
respiración abdominal cuando se acompaña el acto de respirar con
una elevación y descenso del abdomen; de respiración sonora
exhalando por la boca, cuando esta hace un ruido que proviene del
diafragma (de forma similar a la técnica que usan los profesionales
del canto para no forzar las cuerdas vocales) o, contrariamente, de
respiración imperceptible de tipo nasal, no sonora, muy utilizada en
meditación; también se diferencia el hecho de que la respiración
vaya en función de los movimientos de un kata,
o los movimientos sean, al contrario, regidos por la respiración.
Todas estas formas de respirar tienen
una razón marcial y/o mística muy determinada y estudiada por
diferentes maestros de arte marciales, y que hace de la respiración
muchas veces la pieza fundamental sobre la que, tarde o temprano,
descansa el progreso técnico y (lo que es más importante)
espiritual de sus practicantes. Por ejemplo, golpear bien inspirando
es imposible, solamente podemos golpear espirando o reteniendo el
aire, pero nunca inspirando. Este hecho se aplica a la ejecución de
muchos movimientos técnicos donde la espiración se asocia a un
grito, lo que en artes marciales japonesas es el "kiai".
"Kiai" es, precisamente "ki"
(del que ya hablamos) más "ai", lo que se puede traducir
como "unión" o "armonización". En la práctica,
se usa la expresión para denotar la fuerza de un ataque mediante un
grito (espiración) y excede el ámbito de las artes marciales:
piensen, por ejemplo, lo que hace un tenista al golpear con la
raqueta, o un lanzador de martillo, bala o disco al lanzar su peso,
etc. Tradicionalmente el dominio del "kia" busca, en un
grito, unir lo físico con lo mental en el momento exacto de
equilibrio para vencer así al oponente. Incluso unir su mente con la
del oponente, priorizando la voluntad (también "ki") de la
más fuerte. Dicho de otra forma: respirar en el momento correcto y
de la forma correcta para moverse justo como es preciso.
Para los chinos el "qi" o
"chi", para los japoneses "ki", el "prana"
de los hindúes, etc., que habitualmente se traduce como "energía
vital" o "flujo vital de energía", en sentido amplio,
también significa "respiración" "aire",
"aliento" o incluso "estado de ánimo",
"voluntad" ya que la generación (o, más bien,
"captación") de energía interior va, para los orientales
en general, asociada al hecho de respirar, y este al estado
energético del individuo, lo que hace posible todo lo demás y,
desde ya, la práctica equilibrada de las artes marciales, donde
precisamente se pone en juego la vida misma.
El aikido es el camino ("do")
de la "armonización" (ai) de la "energía" (ki),
pero también de la armonización (ai) por medio de la "respiración"
(ki), lo que los recuerda al "kiai", ya que, de hecho, es
un término equivalente a "aiki", donde simplemente se
invierte el orden, siendo tradicionalmente sinónimos.
El karatedo, a su vez, puede entenderse
como el camino ("do") de la mano ("te") vacía
("kara"), y lo vacío sólo puede ser llenado con "ki",
o solo puede uno ganar energía, renovarla, cuando está vacío o se
vacía de su energía interior, aire (respiración, una vez más) a
través de la práctica marcial. De hecho, la acción de recoger el
puño en karate se asocia a la captación de energía, y luego, lleno
de ki, se procede al ataque, para que así cada ataque sea más
potente que el anterior. La velocidad con la que se recoja el puño y
se inicie el ataque irá asociada a un tipo determinado de
respiración, distinguiéndose las siguientes secuencias
respiratorias:
Tan ton - Tan To : inspiración corta
espiración corta. Golpe rápido (explosivo).
Cho Ton - Tan To : inspiración larga
espiración corta. Golpe lento (potente).
En ellas puede haber períodos de apnea
que se conocen como "tai", que pueden ser cortos o largos,
dando así otras secuencias respiratorias como:
Ton No - Tai : aguantar el aire hasta
el momento del impacto del golpe.
Do No - Tai : aguantar sin aire para
iniciar una defensa ante un ataque durante otro ataque, por ejemplo.
Siendo la respiración el "qi"
o, al menos, la principal herramienta para conocer, captar y manejar
el "ki", se entiende su papel fundamental en las artes
marciales orientales. Porque la respiración es también lo que, al
meditar, une o puede ser el centro sobre el que giren los
pensamientos, las emociones, los instintos o los estados de ánimo
psicofísicos del individuo que medita, lo que algunos maestros
asocian con el estado del propio cosmos y su captación por parte del
practicante...como si al meditar "respiráramos con el
universo".
Teniendo en cuenta podemos entender a
algunas artes marciales como, además de como disciplinas físicas,
como "meditación en movimiento", podemos comprender
entonces porqué se centran en la práctica consciente e inconsciente
de respirar de distintas formas y con distintos objetivos, y la
importancia que tiene el aire que inspiramos y espiramos, el "hálito
vital", en la tradición marcial.
Notas:
[1] Los músculos, pese a lo que puede
creerse en un principio con un estudio superficial, no actual nunca
de forma individual, sino de forma sinérgica, antagónica o agónica,
con otros músculos del cuerpo, en lo que algunos autores han llamado
"cadenas musculares".
Si lo que buscamos es defender nuestra persona, y no una pelea, es necesario tener en cuenta la distancia entre nosotros y el agresor, y actuar en
consecuencia.
1 - El agresor o agresores se encuentra/n de 5 a 10 metros e
insinúa/n un ataque, y no portan armas de fuego o arrojadizas. Reacción
lógica: huir corriendo en sentido contrario.
2 - El agresor o agresores se encuentra/n entre 5 y 2 metros.
Reacción lógica: hay dos opciones, huir en sentido contrario, o
acercarse y atacar. Para optar entre una de estas acciones, se tendrá en
cuenta como cuestión decisiva el factor sorpresa y la cantidad de
atacantes.
Si, por ejemplo, se trata de un único atacante y se descuida,
debemos correr, atacar no tiene sentido. En cambio, si este redujo la
distancia, habiendo nosotros olvidado mantenerla, la opción de correr ya
no sería la más válida.
Por supuesto, todo esto sólo es válido mayormente si los atacantes están desarmados.
3 - El agresor se encuentra a una distancia de 2 metros o menos y
desarmado. Se debe atacar. Una vez que el agresor haya quedado
neutralizado o incapacitado para atacarnos o seguirnos, o la distancia
entre nosotros y el o los agresores se haya ampliado, se debe huir.
Las acciones a tomar deben decidirse sin prejuicios sobre la
"cobardía", la "hombría", etc., ya que no vienen para nada al caso en
materia de defensa personal, y son en general contraproducentes y
peligrosos
Esta es una forma de interpretar las distancias pero, por supuesto, no es la única. Dependiendo del arte marcial que practiquemos, entenderemos de distinta forma las distancias, pero lo cierto es que siempre habrá que tenerla en cuenta, al menos de forma insconciente, durante una pelea.
Hace varios años, un profesor de
Sipalki con el que compartí una clase me contó un anécdota real
que le ocurrió, que me hizo ver la necesidad de pensar en Bruce Lee
antes de un encuentro de marcial, sobre todo si se trata de defensa
personal.
Foto: Wikipedia.
Este profesor me relató que una vez,
estando entrenando en el Jardín Japonés de la Ciudad de Buenos
Aires, coincidió con un hombre que practicaba Kung Fu. Le dijo si
quería hacer un combate amistoso, y así lo hicieron...pero las
cosas subieron de tono (o, quizás, el practicante de kung fu no tuvo
el control suficiente) y terminó acorralando contra una pared al
profesor de sipalki, y mientras mantenía la pierna estirada a la
altura de su cuello, con el canto exterior de un pie lo estranguló y
lo durmió...
Momentos más tarde el profesor de
sipalki recuperó la consciencia sin daño alguno. Sin embargo esta
experiencia, me dijo, le hizo empezar siempre a suponer que
cualquiera al que se enfrentara puede ser mejor o más hábil que
uno. A mi me gusta decir, para resumir este aprendizaje: "siempre
hay que suponer que el otro es Bruce Lee" o, dicho de otra
forma, nunca subestimes a tu contrincante, aunque lo conozcas pero,
sobre todo, si no sabes nada de él.
Guiarse por las apariencias o por
cualquier otro signo exterior en estos casos puede ser
contraproducente, más vale ser humildes, aunque esto sea quizás uno
de los más difíciles logros que puede alcanzar alguien en el mundo
de las artes marciales o la defensa personal, o (todavía más
difícil) en el día a día de la vida y en las relaciones con el
otro.
Saber caer para no
lesionarse y luchar en el suelo es tan necesario para la defensa
personal como saber cuando pelear y cuando no hacerlo, y todo aquel que
se interese por esta materia debería aprender unas nociones básicas. Sin
embargo, incluso muchos practicantes de determinadas artes marciales
tienen pendiente esta asignatura.
Práctica de newaza o lucha en el suelo de judo.
Algunas artes marciales prestan atención a la forma de caer o las
caídas ("ukemi" en japonés) y a la lucha o técnicas en el suelo
("ne-waza"). Desde el punto de vista de la defensa personal, es
importante dominar estos dos aspectos de la lucha por dos razones. La
primera, toda pelea callejera suele terminar, casi sin excepción, en el
suelo tras una caída. La segunda, la caída suele ser de los dos
oponentes, y por lo tanto la lucha sigue y normalmente se define en el
suelo.
Pero aunque caigamos solos, primero debemos hacerlo de forma tal
que podamos evitar lastimarnos, y además poder seguir defendiéndolos de
los ataques, ya sea que nuestro oponente siga en pie o caiga con
nosotros. Dominando las caídas y la lucha en el suelo aunque más no sea a
nivel básico, tendremos muchas más posibilidades de defendernos mejor
el la calle, por el simple hecho de que incluso los que saben pegar no
suelen tener esta habilidad, y así podremos aprovechar este punto débil
sumándole el factor sorpresa.
En artes marciales como el Aikido o deportes de combate como el
Judo, las caídas y la lucha en el suelo (en mayor o menor medida) son
algo básico.
Las caídas [1] deben ser aprendidas, porque la forma segura de
caer no tiene nada que ver con los reflejos instintivos que tenemos
(apoyar las manos), y por lo tanto hay que "reeducar" al cuerpo en este
sentido, contradiciendo estos instintos-reflejos hasta que sean
reemplazados por nuevos instintos-reflejos automatizados de los ukemis.
Hay que tener en cuenta que este proceso de aprendizaje de los
ukemis, al igual que sucede con otras técnicas y sobre todo con las
katas, es similar al aprendizaje de la matemáticas. Es decir, no basta
sólo con aprender como se hacen los ejercicios, es necesario "hacer
ejercicios" muchas veces, practicar y practicar, repetir y repetir
(uchicomis) hasta automatizar y pulir el gesto, pudiendo ejecutarlo de
forma inconsciente y desde cualquier posición desde la que nos veamos
obligados caer.
En Aikido la lucha en el suelo parte de posición de sentados
"seiza" para moverse en "shiho", en Judo es más dinámica, continúa de la de suelo. Esto unido a
la exigencia de la competición, hace que la lucha en el suelo practicada
en Judo sea un aspecto muy trabajado, buscando más la efectividad que
los formalismos o la tradición oriental. En el caso del Judo, se llega a
tal extremos que algunos luchadores que son muy buenos en ne-waza,
intentan llevar a sus contrincantes al suelo, dejándose tirar de forma
no puntuable por éste o aprovechando técnicas de pie que están pensadas
específicamente para continuarse con técnicas de suelo.
Pero también se da el caso contrario: artistas marciales e
incluso judokas que le tienen "terror al suelo", y rehuyen siempre que
pueden combatir abajo, ya sea porque su arte marcial no contempla este
aspecto del combate, o porque simplemente no lo dominan o se sienten
inseguros luchando en el piso. El problema que tienen estos competidores
es el mismo que tendrá cualquier atacante que se enfrente a nosotros
sin saber caer o luchar en el suelo: si amenazamos con hacerle perder el
equilibrio, el miedo a caer le hará estar más inseguro peleando incluso
arriba, y por lo tanto afectará a toda su forma de ataque-defensa,
dándonos a su vez a nosotros más oportunidades de ganar o defendernos
eficazmente.
Notas:
[1] En defensa personal las caídas que interesan son las que son
consecuencia de los tirones, golpes, empujones, zancadillas, etc. Por lo
tanto, hablamos de caídas de, cuanto mucho, un par de metros. De esta
altura relativamente modesta es desde la que se enseña a caer en ciertas
artes marciales. Cuando las caídas son desde alturas superiores o en
condiciones diferentes (desde un piso, desde un puente, saltando al
agua, etc.) no se aplica la misma forma de caer, sino otras pensadas
para cada caso y que no tratamos por lo tanto en este artículo.
Cuando alguien se le pone a fumar al lado sin previo aviso, usted,
que no fuma, tiene dos opciones para su defensa personal ante la
intoxicación a la que lo someten...o debe decidir el eterno dilema del
no fumador.
La opción "A" es decirle a la persona que fuma que por favor no lo
haga. El problema de esta opción es que la mayoría de los fumadores lo
mandarán a uno en el mejor de los casos a freír espárragos (por decirlo
con una metáfora suave...). Si uno es un tipo con suerte, le pedirán
disculpas y apagarán el cigarrillo. ¿Qué un desconocido le pregunte
antes de encender uno? ¡eso sería casi un milagro!
Hay que considerar que esta opción trae indirectamente un
beneficio al fumador, si es que este quiere apagar el cigarrillo,
claro...¿se merece un fumador irrespetuoso que nos preocupemos por él
aunque más no sea indirectamente? Si el ha elegido intoxicarse y morir
lentamente, y no le importa hacer lo mismo con los que lo rodean,
incluso en contra de la ley si puede evitarla, ¿por qué tendríamos
nosotros que hacerle un favor?
Pero lo peor es que habrá lugares o situaciones donde será casi
imposible exigir esto...quedaría uno como un ridículo, y todo se reirían
de usted si pretendiera, por ejemplo, que no se fume en un bar o una
discoteca donde lo permitan, o exigir a un grupo de personas con caras
de pocos amigos que lo hagan cuando uno se encuentra en franca
minoría...¿vale la pena intoxicarse por un "beneficio" social o recibir
una paliza por intentar que no fumen al lado suyo?...usted no puede
entrar a esos lugares si no quiere aspirar humo; ni tampoco permitirse
una pelea en inferioridad de condiciones por pretender que no le fumen
al lado... Deberá usar entonces la opción "B", o plantearse si no hay
otros lugares donde exista ese beneficio sin estar asociado con ese
perjuicio.
La opción "B" consiste en alejarse de la persona/s que fuma/n y,
sin entrar en enfrentamiento alguno, dejarla que siga con su ritual
suicida. Es mi opción preferida.
El problema que tiene es que, por un lado, esta persona sigue
pese a todo contaminando el medio ambiente y a otras personas que no
desean fumar pero que no pueden alejarse por cuestiones físicas o por
inconsciencia del perjuicio que les causa (niños, ancianos. etc.). Por otro lado, muchas veces en lugares
cerrados (en edificios, empresas, o nuestra propia casa) o con poco
espacio (estaciones de tren, etc.) es literalmente imposible alejarse de
una persona que fuma. Aquí no queda otra que volver a la opción "A",
cueste lo que cueste.
Si tenemos claro que el fumar es "normal" por culpa de la
ignorancia creada por el marketing de las empresas tabacaleras, y
transformado en un acto social aceptado como derivado de esa ignorancia
con fines comerciales; también tendremos claro que en ningún caso
nosotros podremos ser tildados de "intolerantes".
SIEMPRE el intolerante es el fumador, no se puede permitir que
alguien decida matarte y pretenda que se lo tolere simplemente porque
uno pretende respirar aire puro, lo que SI ES UN DERECHO indudablemente.
Todos tenemos derecho a la defensa personal, incluso ante el
cigarrillo. Así lo recoge la ley, y lo dice el sentido común.
Espero sus comentarios queridos lectores de Dojomarcial. Compartan y difundan, y si son fumadores, no se enojen, esta es simplemente mi opinión por no serlo ;-)
Evaluar al maestro podría parecer en principio una contradicción, y
de hecho en algunos casos lo es. Pero lo cierto es que desde siempre,
pero todavía más en los últimos tiempos, el alumno debe elegir a su
maestro, al margen de que el maestro también elija a su alumno. Como el proceso de enseñanza-aprendizaje es uno y mutuo, si el
educando no ejerciera su derecho de elección, el resultado sería
educativo sería el de "adoctrinamiento", o simplemente el fracaso de la
enseñanza, ambas cosas poco deseables en una sociedad democrática (o que
aspire a serlo) al menos.
Por supuesto el derecho de evaluar al maestro no es ilimitado y
propio de todos. Los menores de edad claramente no está en condiciones
de hacerlo. Los adultos, por su parte, tienen la obligación de hacer
esta elección cuando buscan una oferta educativa, y aunque lo primero es
elegir la institución donde uno aprenderá, cada vez es más normal
elegir también los maestros o profesores, ya sea por un proceso
perfectamente contemplado en las normas del centro educativo, o
informalmente, por el simple "desprecio-aprecio" que a largo plazo van
ganando ciertos maestros o profesores como consecuencia de sus
actitudes, su profesionalidad, su capacidad para enseñar, su sabiduría,
etc.
Así, vemos que en muchas universidades es normal elegir a ciertos
profesores dentro de una misma asignatura, y cambiar de profesor o de
asignatura en caso de que este no cumpla nuestras expectativas, sin que
esto afecte a nuestro currículum académico o a los tiempos calculados
para terminar una carrera, ya que está contemplado como una práctica
común y reglada.
En el caso de la enseñanza no formal, no académica o que se guía
por reglas internas estipuladas por federaciones, asociaciones o grupos,
como suele ser la enseñanza deportiva o de las artes marciales, a veces
este proceso de elección del profesorado no está contemplado
formalmente, pero se hace con la misma o mayor facilidad incluso. Porque
evidentemente alguien que paga a una institución privada para aprender
algo (club, gimnasio, academia, etc.) y no se siente cómodo con aquel o
aquellos que enseñan, simplemente abandona el curso o la clase, deja de
pagar y se va.
Como vivimos, la elección es la primera evaluación posible, y no
se trata de algo que se hace solamente cuando empezamos una actividad
educativa, sino que es un proceso constante, ya que los profesores son
personas que (como todos) van cambiando, para bien o para mal. Pero hay
que hacer algunas salvedades o aclaraciones sobre cuál es la capacidad
de evaluación del alumno de sus profesores, y hasta donde puede llegar.
Debemos recalcar antes que nada lo que dijimos al principio: el
proceso educativo es una actividad que atañe tanto a alumnos como a
profesores, y esto significa que los profesores y/o las instituciones
educativas también eligen a sus alumnos.
En efecto, está claro que no cualquier persona puede acceder a
cualquier tipo de educación. Esto muchas veces es lamentable, además de
ser un hecho.
Es de lamentar que un "limitador" o "discriminador" de alumnos
sea su capacidad económica, por ejemplo. O el simple hecho de haber
nacido en determinado país que tiene muy pocas posibilidades de darle
una buena oferta educativa. O el tener determinado estatus social,
determinados padres, determinada, en fin, suerte o fortuna. Ciertamente
si alguien no tiene dinero para pagar unas clases o no tiene un lugar
donde poder estudiar, difícilmente podrá aprender.
Pero otras veces la limitación a cierto tipo de educación es justa y
razonable, ya que lo que se persigue es elegir a los mejores entre los
candidatos a un cierto tipo de enseñanza.
Para ejemplificar lo anterior, pongamos el caso de las artes
marciales. Tradicionalmente el alumno o "discípulo" era elegido por el
profesor o "maestro". Al menos esa es la idea que se tiene hoy en día,
incluso los que no saben de artes marciales o solamente las conocen por
las películas. Sin embargo, lo cierto es que la cosa no era tan sencilla
ni tan "unilateral". Por un lado, los maestros tenían muchas razones
para elegir a sus alumnos, siendo una de ellas la de la cantidad de
alumnos que podían tener si querían realmente dar una buena instrucción.
Otra era quizás la necesidad de mantener esos conocimientos marciales,
que muchas veces no se limitaban a la "violencia", sino todo lo
contrario (meditación, zen, etc.) en el círculo de su familia.
Esto
último nos lleva al tema que más nos interesa: el de la aptitud del
alumno o su capacidad de aprender y preservar un arte que al ser en este
caso realmente peligroso (la capacidad de matar a alguien) no se le
podía enseñar a cualquiera. Es decir, la "elección" del alumno busca
garantizar que éste tendrá una cierta capacidad de esfuerzo y de
persistencia para aprender, por un lado, y de responsabilidad o "moral"
para no aplicar negativamente lo aprendido, o saber aplicarlo bien.
En el caso de la educación universitaria, esas "condiciones y
responsabilidades iniciales" que un alumno debe cumplir, se miden con
una nota de ingreso. Y así, en muchos países solamente se puede optar a
ingresar a ciertas carreras universitarias si se tiene la nota adecuada,
siendo la nota más exigente la de la carrera con más "demanda".
Sin embargo, actualmente, la enseñanza de las artes marciales
contemporáneas está al mismo nivel que la enseñanza obligatoria en
muchos países, y esto para mal. Ahora los límites están marcados muchas
veces antes por el dinero que se tiene para poder pagar una clase y por
la capacidad de las aulas para albergar alumnos (que no es la misma que
la capacidad que tiene un profesor de tener alumnos y atenderlos
individualmente a todos, sino mucho mayor). Es decir, la enseñanza se ha
masificado, y eso tiene su lado negativo.
Masificar las clases es degradar un sistema educativo, ya que
antes que todos tengan una educación mediocre, es preferible trabajar
para que todos la tengan de calidad, es decir, "nivelar hacia arriba" no
"hacia abajo". Este límite está marcado por la experiencia y/o sabiduría del
profesor. Porque un alumno adulto puede evaluar hasta cierto punto la
capacidad de un profesor para enseñar en función de sus resultados (de
si aprender o de que la mayoría aprenda), pero lo que no puede es juzgar
a un profesor sobre conocimientos que él (el propio alumno) no posee.
En resumen, no es lógico hablar sobre lo que no se sabe, mucho menos
emitir juicios de valor sobre ello.
En la práctica esto significa que un alumno puede estar atento a
si las clases que sigue le satisfacen o cubren las expectativas que
tiene. Si esto no ocurre (ya sea porque no está buscando lo que el
profesor enseña, o porque considera que el profesor no lo enseña de
forma adecuada en comparación a otras ofertas educativas) obrará en
consecuencia, se cambiará de clase, de curso, etc. Pero mientras lo
anterior no ocurra, el alumno dentro de la clase debe respetar la
autoridad y la sabiduría del profesor, que nunca deberá cuestionar en
público por una cuestión de respeto y de lógica aplastante: se va a una
clase para aprender de un profesor, no para intentar enseñarle.
Y esto también hace referencia a la posibilidad de que no
entendamos lo que el profesor explica. Porque esto bien puede ser un
problema nuestros y no del profesor. Para salir de dudas sobre si se
trata de un problema del profesor o nuestro, solamente hace falta ver o
compararse con otros alumnos que tengan nuestros mismos intereses en la
clase en cuestión, y si estos alumnos también se sienten defraudados,
sin duda o el profesor no explica bien, o la clase no es para nosotros,
lo que en la práctica implica lo mismo: no debemos estar ahí, hay que
cambiar.
Esto, que parece una verdad evidente, tautológica, muchos lo
pasan por algo. Vemos así que en muchos casos alumnos que se creen
"aventajados" se dedican a criticar abierta o subrepticiamente a su
profesor. Esta actitud no tiene que ser nunca toleradas por sus
compañeros, y mucho menos por el propio profesor si se entera de ella,
ya que mina la propia autoridad del que es el responsable de que todos
aprendan, y crea un ambiente de "chusmerio" o "marujeo" propio de el
mercado, no de una clase a donde se va a aprender.
Las criticas al profesorado por parte del alumnado son, por
cierto, imprescindibles. Si un maestro eligiera a sus alumnos, y estos
no pudieran elegir a su maestro, estaríamos hablando de adoctrinamiento,
y en algunos casos incluso de fanatismo ciego o esclavitud, algo de lo
que se han aprovechado muchos líderes, gurús y tiranos. Pero hay un
momento y lugar para todo, incluso para las críticas. Y por eso la
evaluación del maestro es algo personal que debe implicar decisiones
personales, y no servir nunca para faltar el respeto a aquel que se
dedica a enseñar, si es que de verdad se dedica a enseñar, y no a
adoctrinar.
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Hasso
no kamae : Kamae o postura de guardia con una katana o bokken,
traducida literalmente como kamae en "todas las direcciones",
en referencia a las 8 direcciones de corte clásicas.
En
hasso kame se debe estar en hidari hanmi, manteniendo el arma
perpendicular al suelo con el mango a la altura del hombro derecho, y
el filo en dirección al atacante. Se
usa en diferentes artes marciales que utilizan armas de corte, tales
como el aikido, el kendo, el kenjutsu, etc. También llamado "Hasso
no kamae" o "Hasso gamae".
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Kisa
: Postura arrodillado utilizada en artes marciales como postura de
ataque en el suelo o postura intermedia para ponerse de pie.
La
postura kisa se logra estando de rodillas, con estas separadas
aproximadamente a la altura del ancho de la cadera, y apoyando al
mismo tiempo la base de los dedos del pie (falanges), deforma tal que
el pie quede elevado, flexionado hacia arriba sobre la articulación
distal del metatarso, y con los gluteos apoyados sobre los talones.
En aikido a partir de esta postura se realiza el desplazamiento en
shikko.
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Sable usado originalmente por los bushi o samurais y
utilizado tradicionalmente y en la actualidad en la práctica de muchas artes marciales japonesas
antiguas y modernas.
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No toda agresión o ataque físico tiene que ser un ataque con un
sentido o un objetivo, lo que podríamos entender más o menos como
racional o calculado para lograr algo por la fuerza. Algunas agresiones
no tienen ninguna racionalidad por parte del atacante, pero desde el
punto de vista de la defensa personal hay que encontrarles la lógica,
sea o no racional. Sobre esto reflexionamos en este artículo. Tenemos dos tipos o extremos de ladrones, los de guante blanco, y los que pasaremos a llamar los de "mano sucia".
El ladrón de guante blanco es el ladrón con clase, con una ética o
un código bien establecido sobre los límites de sus acciones delictivas
y el compañerismo entre "profesionales" del robo. El ladrón de guante
blanco ideal es aquel que planifica un robo, estafas, secuestro, etc. y
lo ejecuta con total perfección: sin ejercer violencia y sin que haya
víctimas o afectados de ningún tipo, donde la única pérdida es económica
para el afectado, el haber logrado el ladrón una gran cantidad de
dinero. Esta acción suele ejecutarse típicamente contra una institución
financiera, personas con mucho dinero, etc. con cierto espíritu digno de
Robin Hood en muchos casos.
En el polo opuesto, el ladrón de mano sucia es el ladrón
"vulgar". En esta caso el ladrón de mano sucia ideal no tiene moral ni
ley, y (lo que es más importante) llega incluso a manifestar una actitud
ajena de toda lógica, autodestructiva en muchos casos, una accionar
irracional que motiva el análisis de este articulo. Esta irracionalidad
puede ser consecuencia de la falta de criterio, del a ignorancia, de
embriaguez en sentido amplio o simplemente de la falta de amor por su
propia vida que deriva en actitudes muchas veces manifiestamente
suicidas.
Cuando la ignorancia, la enfermedad mental o las drogas se
combinan con la delincuencia, el resultado puede ser realmente peligroso
para las víctimas, porque lo que podría esperarse como "normal" en
estos casos, se trastocan totalmente, llegando los agresores a atacar o
incluso a matar cuando en teoría no hay ninguna necesidad de ello.
Para entender esto, pensemos cuales son las reacciones normales
racionales ante hechos delictivos, y comparémoslas con las que no lo
son:
Reacciones lógicas:
- Atraco: cuando a uno lo atracan, si acata las ordenes de los atacantes, estos simplemente huyen con el botín.
- Secuestro: en caso de secuestro, se devuelve a al/los
secuestrado/s a cambio del rescate, y mientras tanto se los trate
relativamente bien.
- Robo: al robar domicilios vacíos, lo lógico es que se lleven lo robado lo antes posible.
Reacciones ilógicas:
- Atraco: se producen agresiones o incluso asesinatos de las víctimas pese a su total cooperación.
- Secuestro: se tortura, maltrata o asesina a los secuestrados incluso antes de poder cobrar el secuestro, o después de haberlo cobrado.
- Robo: se destruye las propiedades que podrían ser robadas in situ.
Anticiparse a la irracionalidad
Quizás el único sentido de la famosa doctrina del gobierno de
Bush conocida como "guerra preventiva", sea su extrapolación a los casos
de defensa personal contra ataques irracionales de los que hablamos en
este artículo. Uno no puede esperar reaccionar ante la irracionalidad,
hay que tratar de adelantarse a su posibilidad, prevenir porque curar
puede que una vez ocurrida la desgracia sea realmente imposible.
Con esto me refiero, concretamente a que en estos casos, como
decía Sun Tzu, , a que "ataque es preparase para la defensa". Pongamos
algunos ejemplos concretos:
- Atraco: amenaza de una persona claramente drogada por
estimulantes con un arma blanca o de fuego. Lo normal sería cooperar
esperando su retirada, en este caso habrá que cooperar esperando su
ataque o que baje la guardia para dejarlo fuera de combate a ser
posible.
- Secuestro: cuando lo normal sería, como secuestrados,
pensar en esperar que las autoridades resuelvan el problema, en estos
casos habrá que ver si es posible huir o incluso atacar e incapacitar a
nuestros secuestradores. Muchas veces será imposible o difícil, pero
siempre tendremos que tener en cuenta esta posibilidad por si se
presenta.
- Robo: considerar dejar defensas activas en nuestra casa
(trampas) en casos de robos reiterados, con destrozos, etc., no es algo
descabellado ni mucho menos. Puede que la ley no esté "muy de acuerdo"
con esto en algunos países...pero lo cierto es que si la propias fuerzas
de seguridad no hacen nada por protegernos, sin duda tendremos que
hacerlo nosotros de alguna manera.
Algunos consejos adicionales
- La tranquilidad lo es todo en defensa personal. En la defensa
contra ataques irracionales será, además, lo que nos diferencie y nos de
una mayor ventaja sobre nuestro atacantes, que por definición acatarán
de forma caótica y burda, aunque muy agresiva. Por lo tanto, habrá que
estar atento, y buscar el momento de la reacción, confiando que reflejos
entrenados serán normalmente mejores y más rápidos que reflejos
embotados dirigidos sin lógica alguna.
- El ataque deberá ser contundente, ya que con suficiente droga
en la sangre podríamos sorprendernos del castigo que una persona puede
aguantar. Los golpes, luxaciones, etc., por lo tanto, deberán ser
realmente incapacitantes, no sólo disuasorios.
- Las personas en un estado de enajenación mental por la causa
que fuere, pueden no sentir dolor. Las inmovilizaciones o controles
deberán ser 100% físicos, es decir, buscando la incapacidad funcional,
no la supuesta reacción en función de lo que consideramos "debería"
dolerle a una persona en condiciones normales.
- En el caso de uso de armas de fuego, deberá dispararse primero y
avisar después. Por supuesto, esto solamente se hará en condiciones de
supervivencia que justifiquen los posibles problemas legales que esto
nos traerá en el futuro.
- No olvide que la ética deseable en situaciones de defensa
personal puede tener que obviarse en estos casos. Si se piensa fríamente
se dará cuenta que siempre será mejor tener que lidiar con cuestiones
legales a posteriori, que usted o su familia tenga que ocuparse de
trámites funerarios...
- Lo verdaderamente difícil será determinar cuándo esta ética de
la defensa personal podrá infrigirse en caso ambiguos. Pero tenga por
seguro que la mayoría de los casos de ataque irracionales son claros,
usted verá claramente y sin duda alguna el riesgo y el peligro para su
seguridad o la de los suyos. Aquí, entonces, lo verdaderamente
importante será que haya practicado y entrenado como resolver
situaciones de este tipo con técnicas y tácticas concretas, algo que
deberemos aprender de uno o más maestros de artes marciales competentes.
A los que les gusta bailar y moverse, disfrutar de la música y
aprender a también cómo hacer música, la Capoeira es mucho más que un
artes marcial, en sentido estricto.
Video que muestra una exibición de capoeira donde lo que prima es la música y el sentimiento.
Normalmente se describe a la capoeira como el arte marcial de Brasil.
Pero aunque bien podemos denominarla un arte marcial (se "simula" una
lucha, no tiene competición y puede ser aplicada a la defensa) como bien
define Wikipedia, la Capoeira es en realidad un "expresión cultural
brasileña" que se internacionalizó.
Movimientos de capoeira.
La Capoeria tiene dos rasgos que la diferencian de cualquier otro
arte marcial: la música es inseparable de su práctica, y se originó como
un arte practicado por esclavos negros provenientes de Portugal, y que
se "exportaban" a Brasil. Así, se distancia totalmente de toda arte
marcial oriental (india, coreana, japonesa o china), pudiendo afirmar
que es en realidad un "arte marcial" (forma de expresión - música -
danza) africana.
Aquellos que ven a las artes marciales desde fuera, por desconocerlas,
y aquellos que las ven desde dentro, por ignorar muchos de sus
fundamentos, ven a las katas [1] como una simple forma más de práctica
asociadas con la estética...esto es una simplificación, y vamos a
aclarar acá porqué.
Las katas o formas ceremoniales tienen una fundamental razón de ser
que va mucho más allá de lo lindo que es verlas ejecutadas
correctamente. Esta razón es simple y lógica: mantener la técnica a lo
largo del tiempo.
Algunos pueden pensar que de esto se encarga la práctica de toda
arte marcial en su conjunto, pero esto no es así, y lo es aún menos
desde el momento en que existe la competición.
Para empezar, cada maestro tiene su forma de ver una técnica y
por lo tanto de explicar y/o ejecutar una técnica al enseñarla. Como es
lógico, los profesores adaptan la técnica o el estilo a su cuerpo
(tamaño, peso, etc.) y a sus posibilidades físicas (flexibilidad,
fuerza, etc.). Esto no sólo está bien, sino que es inevitable, y sería
ficticio pretender que todos hagamos las técnicas iguales, como fuéramos
robots hechos en serie y no seres humanos. Pero por otro lado, aquí
vemos el riesgo que se corre de perder en los detalles la idea
fundamental o original que le da el porqué a cada técnica, llave,
proyección o golpe (porque cada estilo y cada forma tiene un porqué
físico y entendible), ante esto vemos el valor las katas, ellas intentan
mantener vivos y fijos (dentro de lo posible, adaptados a cada artista
marcial) los fundamentos de cada técnica.
Este razón de ser de las katas todavía cobra más importancia
cuando uno ve (con tristeza en mi caso) como las competencias desvirtúan
las técnicas en pro de "el ganar". Ganar parece ser el objetivo de todo
deporte competitivo, cuando inicialmente no era así, y mucho menos en
las artes marciales, donde lo principal era que estas nos den una
filosofía en el sentido amplio, nos beneficien en todos los aspectos de
nuestra vida, y no simplemente nos sirvan para coleccionar trofeos y
medallas.
En algunas artes marciales se compite haciendo katas, y aunque exista
incluso allí cierta desvirtuación de las posturas técnicas en función
de la estética, al no haber contacto con el rival (las katas se hacen de
forma aislada, por parejas o individualmente) la posibilidad de
pervertir la técnica debido al mal uso de la fuerza o circunstancias
externas prácticamente no existe.
Pero la aplicación de la técnica correcta en las katas no es
inmutable, tiene también una historia de variaciones en el tiempo. Esto
no significa que cada uno tenga que hacer las katas "como le parezca" o
modificarlas a placer. Eso se lo reserva a grandes maestros, y al paso
de lo siglos.
Por otro parte, aunque suele describirse a las katas como
ejercicios o coreografías basadas en combates reales, esto no es del
todo cierto. El objetivo de la práctica de las técnicas en las katas es
muy variado, y no necesariamente claro. De hecho, muchas katas tienen
movimientos que buscan ser adrede crípticos, algo que los maestros en la
antiguedad hacían para evitar que las técnicas fueran conocidas por
otros maestros, clanes, familias o escuelas rivales. La secuencia de
movimientos, por tanto, no significa necesariamente la defencia ante
ataques consecutivos de un mismo o varios atacantes: las interrupciones,
cambios de ritmo, distancias, pausas y otras cuestioes son pistas que
nos pueden indicar que en realidad el kasta afronta distintas
situaciones que no tiene que ser correlativas en tiempo y lugar.
Así es como la correcta técnica de una kata tiene, además, un
sentido que puede aplicarse a distintas facetas del arte marcial en
cuestión, dependiendo de cada kata. Uno de los sentidos de la técnica
puede ser la defensa o el ataque, otro la práctica de la respiración y/o
la meditación zen, o incluso la forma con determinados fines místicos y
(por supuesto) estéticos. Estos sentidos son siempre ne alguna medida
complementarios, pero normalmente una kata suele priorizar uno de ellos,
y con esa idea debe encararse.
Más allá de ser una tradición y una forma de cultura (de
transmición cultural), estos son los sentidos prácticos (y no tan
prácticos) fundamentales de las katas, y por eso deben preservarse. Por
eso aplaudimos la realización de competencias de katas donde se prioriza
precisamente el aspecto técnico de su ejecución, y por una vez gana o
ganan aquél/llos que dominan mejor técnicamente el arte marcial y no los
que buscan meramente una belleza dictada por la moda contemporanea e
influida por la competición deportiva donde lo único importante es
ganar.
Notas:
[1] En este artículo utilizamos el género femenino para hablar de
"kata". Sin embargo, somos conscientes de que en algunos países de habla
hispana, dependiendo de la región, del maestro, etc., se habla de las
katas en masculino. En realidad, creemos que esta diferencia semántica
no importa demasiado, ya que la palabra es una transliteración del
japones no existente originalmente en el idioma castellano.
Al momento de elegir un arte marcial, guíese por su gusto, no por la
efectividad que sea predicada por dicha arte marcial, ya que esta
siempre es relativa y la opinión que reciba al respecto será más o menos
imparcial dependiendo de los conocimientos marciales (nunca absolutos
ni definitivos) o del arte marcial practicada por el que se la
recomiende.
Por eso recuerde: desconfíe de aquellos que dicen "mi arte marcial es la mejor". Porque con ellos ocurre algo parecido a lo que pasa con las distintas
religiones: cada una afirma que su Dios es el único que existe y el poseedor de la única verdad.
La realidad demuestra que de todas las artes marciales puede
aprenderse algo en materia de defensa personal y deportiva. Aunque por
supuesto, "el que mucho abarca, poco aprieta", por lo que en algo hay
que especializarse.
En definitiva, habrá buenos o malos artistas marciales en cada arte marcial. Y todo buen artista marcial podrá llegar a un alto estándar en la disciplina en la que se desarrolle...o no superar la mediocridad...todo depende de la práctica. Queda a criterio de cada uno, luego, evaluar qué considera que es más o menos efectivo, en función de los conocimientos adquiridos.
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Waki
gatame: Retención o control (gatame) con la axila.
Técnica usada en Judo y en Aikido, que consiste en controlar la articulación del codo con la axila, al tiempo que se inmoviliza el brazo en cuestión por la muñeca del adversario con las dos manos. Util también para controlar un ataque con cuchillo, tanto o arma blanca y desarmar al atacante, pudiendo la técnica continuar y finalizar en el suelo (ne waza).
En aikido se conoce también con el nombre de "Rokkyo".
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Ushiro
katate dori kubi shime : Técnica de ataque de aikido.
Ténica que busca estrangular
("shime") a un adversario por atrás ("ushiro")
con el antebrazo su cuello ("kubi") al tiempo que se agarra
su muñeca ("katate dori").
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El dolor es, según la teoría más aceptada, una forma de aviso que el cuerpo pone en marcha para que intentemos evitar algún tipo de daño que estemos recibiendo...llegando a ser incapacitante con el objetivo de reducir ese daño. El problema es que a veces este mecanismo reflejo puede jugar en contra de nuestra supervivencia...
Cuando nos torcemos un tobillo el dolor nos hace desistir de caminar...salvo que estemos dispuestos a sufrir. El cuerpo da por sentado que si no hay un motivo más imperativo que obligue a movernos pese a sentir ese dolor, lo mejor será quedarnos dejar la parte lesionada quieta. Un mecanismo defensivo, eso es el dolor.
Pero a veces será necesario hacer caso omiso de la alerta del "algia" que nos afecte. Si, volviendo al ejemplo del esguince de tobillo, se nos viene una avalancha encima, una tormenta eléctrica nos amenaza o nos persigue un animal salvaje, el dolor pasará (o "tendrá" que pasar) a segundo plano, la prioridad es la supervivencia, no el confort.
De hecho, existe lo que podríamos llamar un "contramecanismo" o un "contrainstinto" que hace que bajo una situación de estrés que tomemos suficientemente en serio, el dolor se "anule" inconscientemente de forma automática. Es lo que se suele explicar como "la liberación de mayores cantidades de adrenalina".
Muchas artes marciales consideran que el mecanismo defensivo del dolor puede entrenarse para prescindir de él durante un combate o una lucha, ayudando al cuerpo a estar preparado para la defensa o el ataque, aún antes de que la dosis de adrenalina instintiva haga su efecto. Para esto algunas de estas artes marciales buscan, por ejemplo, endurecer ciertas parte del cuerpo, pero casi todas directa o indirectamente hacen lo mismo con la mente: la "entrenan" para aprender a desenvolverse "sin dolor" (miedo) bajo situaciones de lucha o combate.
Las artes marciales duras fortalecen a base de "endurecimiento" (ejercicios de kotekitai en karate) o, en el caso extremo, de "auto-lesiones", las partes críticas del cuerpo usadas para atacar, junto con aquellas en la que se espera un ataque. Vemos así como se golpean sistemáticamente superficies duras para endurecer los nudillos (makiwara), formando cayos; se raspa con palos las tibias para buscar la insensibilidad de estas haciendo las patadas más peligrosas; se trabajan los músculos dorsales para contener patadas; se reciben o se paran golpes con palos con los antebrazos o abdomen, etc. Métodos hay muchos, pero la idea es la misma: sufrir cierto castigo "dosificado" para hacerse relativamente insensible preparándose para el momento en que haya que defenderse de un ataque mayor.
Sin embargo, existe otra forma de encarar la búsqueda del "no-dolor" durante un combate, y es esquivando el dolor, no dejar que este se produzca, buscando que la fuerza del enemigo o rival se redirija hacia sí mismo. La famosa metáfora, el historia oriental que cuenta que "un árbol grande y duro se rompe ante una gran tormenta, un junco aparentemente débil y flexible la resiste". La flexibilidad (ju), y el ceder a la fuerza en beneficio del ataque o la defensa (chikara-no-oyo) es por lo tanto otra forma de entender un combate lucha.
Algunas artes marciales combinan ambos estilo, sacando lo mejor de cada una de ellas: la flexibilidad y la fortaleza, una forma de combate dura y blanda al mismo tiempo, según sea necesario. Esta sería, según entiendo, la forma ideal de entrenamiento marcial.