Dojomarcial: La difícil tarea de ser humilde

viernes, 4 de octubre de 2013

La difícil tarea de ser humilde

Algunos confunden el significado de la humildad al relacionarlo o incluso equipararlo de forma indisociable con el de pobreza. Sin embargo, la humildad, a diferencia de la pobreza, es una virtud. Una virtud esquiva y difícil de lograr, pero a la que todos deberíamos aspirar, sobre todo en el mundo marcial...
 
Humilde es aquel que se dio cuenta de que lo complicado no es saber, sino dejar de creer que uno sabe más que los demás. Sobre todo sin tener en cuenta quienes son los demás. Creerse mejor o sabio en una disciplina, ya sea en comparación con otras disciplinas similares o con otras personas que no se conoce más que de forma indirecta, es el gran error que comenten muchos y que les impide alcanzar la virtud de la humildad.

¿Pero en qué consiste ser humilde? Humilde es aquel que demuestra lo que es con los hechos, con la actitud. Aquel que no es soberbio ni pedante, porque sabe que nunca se acaba de mejorar, y que siempre alguien puede ser mejor. A nivel intelectual la humildad, por tanto, es contraria a toda forma de fanatismo, y escapa a los creyentes de verdades absolutas en cualquier ámbito.

Ahora, un punto quizás más importante aún sobre el que debemos interrogarnos: ¿aporta ventajas la humildad desde el punto de vista de la supervivencia o de la vida cotidiana?, ¿o simplemente facilita el sometimiento a otros?. En este punto hay que aclara que de la misma forma en que humildad no es sinónimo de pobreza, tampoco debe serlo de debilidad. El límite de la humildad que uno puede tener lo ponen precisamente las personas que no son humildes. Porque uno puede tolerar la ignorancia cuando uno saber...puede incluso reírse para sus adentros ante las personas que creen que saben en un ámbito que nosotros dominamos más...pero lo que una persona no puede, por muy humilde que sea, es tolerar que alguien que no sabe intente darle lecciones para las que no está capacitado. Si a esto se le suma una actitud irrespetuosa, violenta o soberbia, la reacción debe ser cortar en seco tales irreverencias de la forma que haga falta.

El mundo de las artes marciales y de la filosofía, tan distantes y tan próximos depende del punto de vista desde el que se los mire, se peca mucho de soberbia y se conoce poco lo que es juzgar por hechos y actitudes ante que por lo prestigio jerárquico a veces injustificado. Muchos creen que hay que respetar a tal o cual persona simplemente porque "es un filósofo" o "es un cinturón negro", y rendir pleitesía a estos por simple titulits que muchas veces no refleja una verdadera sabiduría.

Un verdadero maestro es ante todo humilde, el que no lo sea no merece llamarse maestro ni ser respetado como tal. Lamentablemente, en la filosofía, la religión y las artes marciales muchos estamos cansados de soportar a pedantes "maestros" que blanden la bandera de la verdad (su verdad) como si fuera la única en el universo, incluso aunque las propias leyes universales de la gravedad o el sentido común los contradigan. Y por supuesto, como ya mencioné en más de una oportunidad, todo aquel que se creen sabedor de la verdad absoluta, se creerá lógicamente con el derecho de tratar a los desconocedores de la misma como inferiores, e incluso "evangelizar a la fuerza". Es la tan peligros lógica del fanático que no entiende de humildad.

La ventaja de que un maestro fanático o del filósofo que esgrime una verdad absoluta, es que mostrará un punto de vista de forma tan "fuerte" que facilitará el aprendizaje...pero cuidado, una cosa es aprender un punto de vista enseñado con convicción fanática por un profeta, y otra olvidarse de que es un punto de vista y creer que es una verdad absoluta, o la única interpretación de la verdad revelada. En mi opinión, del maestro y el filósofo convencidos de su verdad como "LA" verdad, hay que aprender "SU" verdad, pero no copiar su absolutismo. Enfrentarse a ellos e intentar hacerles entender el relativismo de lo que dicen es una total pérdida de tiempo. Hay que actuar aquí como el agua y fluir ante su dureza de sesera tomando lo que podamos y dejándolos atrás cuando ya no nos aporten nada más.

Desde el punto de vista de la supervivencia entonces, la humildad nos protege de los fanatismos, y nos prepara para estar abiertos al aprendizaje, a nuevas experiencias. La humildad es necesaria para perfeccionarse, para poder aprender. Porque aquél que cree que sabe todo, difícilmente acepte que le enseñen nada. Y el que no sigue aprendiendo, llegará un momento en que será superado por los humildes, y estará en inferioridad de condiciones como para salir adelante en cualquier situación, ya sea en la vida cotidiana o en una emergencia.

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