La marginalidad que existe en la Ciudad
de Buenos Aires y sus alrededores, sumada a las particularidades de un a veces pésimo servicio de transporte, hace que esté instalándose desde hace años cada vez
más una modalidad delictiva de la que advertimos acá desde el punto
de vista de la defensa personal.
Locomotora diesel de un tren argentino.
Tradicionalmente en Argentina existe (y
sigue existiendo) el "punga", entendiendo este como la
persona que te roba sin que te des cuenta: te saca algo de la
cartera, del bolsillo, del bolso de la dama o del caballero, con
sutileza, casi con la habilidad de un político. Por las
características de su "profesión", el punga raramente es
atrapado, sobre todo, como es evidente, si es bueno en lo que hace.
Sin embargo, desde hace unos años la
marginalidad ha devenido en una nueva modalidad delictiva, el
"arrebato". Con "nueva" me refiero, por supuesto,
en cuanto a su instauración como algo común, sobre todo en los
medios de transporte argentinos. Sin ir más lejos, el que les
escribe ha visto de forma directa en los últimos meses dos arrebatos
de este tipo, y con anterioridad uno que terminó en la muerte del
arrebatador (leer al respecto aquí)
El arrebatador es lo contrario al
punga: no roba con sutileza, sino que te saca de forma violenta y
rápida lo que te quiere robar y se presta inmediatamente a la fuga,
confiando en la sorpresa y la velocidad de escape. Es un tipo de robo
muy acorde con la marginalidad que se da en las urbes del país del
tango, ya que no precisa gran habilidad, solo valor y adrenalina,
algo que suelen tener las personas llevadas a la desesperación por
el síndrome de abstinencia de alguna droga...es decir, los que
realizan este robo "a lo bestia", suelen ser drogadictos, o
personas que no necesitan una gran "formación" o
"destreza" para llevarla a cabo...cuanto más decae una
sociedad en su conjunto, más surgen este tipo de personas.
Sonará loco, pero lo cierto es que en
una sociedad próspera, hasta los ladrones son mejores
"profesionales" y se hacen cada vez más complejas sus
técnicas. En cambio, en una sociedad en decadencia ocurre lo
contrario.
Dos de estos arrebatos que presencié
fueron en un tren, y un tercero en un colectivo (autobús). En uno el
ladrón logró su objetivo y dejó a todos perplejos sin tiempo a
nada (colectivo), en otro luchó y terminó muerto al caer del tren,
y en el tercero fue detenido por los pasajeros y luego puesto en
custodia por las autoridades en la siguiente estación.
Las notas periodísticas de cualquier
diario del país confirman que este tipo de robos, sobre todo de
celulares o teléfonos móviles, son de lo más habitual,
principalmente en medios de transporte. En los colectivos suceden
cuando estos están parados, en las terminales, y antes de que
arranquen, alguien que se hace pasar por un pasajero común comete el
hurto y se da a la fuga. En los trenes, aprovechando que muchos
vagones de casi todos los ramales viajan con las puertas abiertas,
los arrebatadores agarran violentamente lo que quieren robar, y
saltan por la puerta, normalmente cuando el tren ya está cobrando
velocidad.
Daré algunas normas básicas de
precaución para tratar de no ser víctima de este tipo de arrebatos:
- Si usa un celular en un medio de transporte, esté particularmente atento durante el ascenso de pasajeros, la cercanía y/o el arranque del mismo para alejarse de una estación o parada.
- Si puede, elija un asiento lo más alejado posible de los pasillos y de las puertas del transporte en cuestión. Todos los casos que presencié se dieron sobre personas que estaban cerca de puertas y pasillos siendo, por tanto, los más fáciles de robar con un arrebato.
- No se siente en el suelo ni esté cerca de las puertas (sobre todo si están abiertas y si el medio de transporte está parado o recién cobrando o disminuyendo la velocidad), algo lamentablemente común y a veces imposible de evitar en los transportes argentinos, debido a que se viaja pésimamente.
- No se deje tomar por sorpresa. El arrebato raramente funciona sin el efecto sorpresa. Esté atento a las personas que lo rodean y su actitud.
- Esté aún más atento si usted es mujer o no es particularmente fuerte, alto o "intimidante" por su tamaño, contextura física, etc. En todos los casos que presencié los ladrones robaron a mujeres, a personas débiles o distraídas.
- No obstante lo anterior, no espere poder detectar a un arrebatador por su apariencia: todos somos gente común hasta que dejamos de serlo, no caiga en la trampa de creer que puede detectar a un ladrón por su aspecto de antemano, nada más lo hará por sus acciones, y estas tenderán (en el caso del arrebato) a tomarlo por sorpresa. El ladrón que consiguió su objetivo en el colectivo no me llamó para nada la atención, y cuando quisimos reaccionar (los pasajeros) ya había corrido 100 metros con su botín...