Dojomarcial: octubre 2014

jueves, 16 de octubre de 2014

Tani otoshi: Diccionario de artes marciales

Tani otoshi : Caída (otoshi) en el vacío (tani).

Técnica de judo, perteneciente al Koshiki no Kata (Omote).
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miércoles, 15 de octubre de 2014

Taki otoshi: Diccionario de artes marciales

Taki otoshi : Caída (otoshi) en cascada (taki).

Técnica de judo, perteneciente al Koshiki no Kata (Omote).
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martes, 14 de octubre de 2014

Tai otoshi: Diccionario de artes marciales

Tai otoshi : Técnica de judo (parte de "te waza") y aikido.

Lance o arroje que consiste desplazar o aprovechar el desplazamiento del oponente, interponiendo una pierna flexionada y la cadera a su avances, para así poder volcar o dejar caer ("otoshi") su cuerpo ("tai") en el vacío.

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lunes, 13 de octubre de 2014

Lo marcial tradicional, lo deportivo y lo competitivo

Suele oponerse lo tradicional a lo deportivo en el ámbito de las artes marciales y, sobre todo, ante la clasificación de ciertas artes marciales modernas como deportes de combate o deportes de lucha. ¿Pero es posible tener un espíritu deportivo y/o competitivo compatible con las artes marciales tradicionales?

Durante años, participé y sigo participando en diferentes torneos y competencias de distintas artes marciales: como budoka, como profesor, como parte del equipo arbitral, como cronista y también como simple espectador. Algunas de estos encuentros fueron organizados por instituciones marciales que podríamos llamar "tradicionales". Otras, lo fueron por artes marciales "deportivizadas" (o no tradicionales), donde competir es la principal razón por la cual se entrena, el objetivo al que derivó la disciplina y por la que se organiza el evento.

En todos estos eventos vi dos tipos básicos de actitudes por parte de los participantes: está el que sale a ganarle o demostrar que sabe a los demás, "cueste lo que cueste y caiga quien caiga" (incluso el mismo y toda etiqueta marcial); y está el que sale a hacer lo mejor posible o simplemente a mostrar y compartir con otros, con humildad y más allá del resultado...suena a tópico, pero es lo mismo que decir que estas son las personas que salen "a vencerse a sí mismo" o a respetar a todos...incluso a compartir lo que saben con todo el que quiera, sin guardarse nada.

Estas dos actitudes que acabo de describir son, por supuesto, dos extremos ideales que raramente se ven "puros" en la realidad. Pero son actitudes bajo las que, de una forma u otra, se engloban todos los participantes de estos eventos marciales-deportivos. ¿Recuerdan la película karate kid?...sí, ahí se refleja de alguna forma este contraste (dramatizado, por supuesto) por poner uno de tantos ejemplos cinematográficos que podría citar.

Estas actitudes que se dan en un encuentro marcial no se limitan a los participantes activos o a los individuos únicamente. También se aplican a los grupos, equipos y al público en general, a la forma de alentar a los compañeros (con o sin respeto por los demás) o de hacer lo contrario (insultar, vilipendiar...). A la forma de participar, de compartir o de atacar a los demás. Se reflejan a su vez en la forma que tienen de comportarse los competidores, maestros, entrenadores o escuelas con el equipo arbitral, los organizadores o con otras escuelas o equipos. E incluso en la forma de ser del público en general como "colectivo" que asiste a presenciar y acompañar, en el (o la falta de) respeto a las instalaciones que utilizan, etc.

Por supuesto, las buenas normas de conducta superan totalmente el ámbito de las artes marciales y deportivas: varían de un individuo a otro, de una familia a otra y de un país o región a otra, siempre de la mano de la educación. Es decir, de lo avanzada (educada) que sea la persona o el grupo al que uno pertenezca o que lo haya educado. También pasa con la organización, escuela marcial, dojo, etc. de la que uno es miembro, un grupo o subgrupo más.

Pero al margen de estos ámbitos particulares/grupales, me pareció comprobar que, en un mismo país, puede variar enormemente la actitud de las personas (individualmente o como grupo) en un evento pensado como un complemento a la actitud marcial tradicional, comparado con uno organizado alrededor del hecho meramente deportivo, que viene a significar que todo gira en torno a querer ganar y poco más.

Un ejemplo muy gráfico que puede aclarar a lo que me refiero es el hecho de que, cuanto más "competitivo" es el evento, más irrespetuosos son los que lo protagonizan (incluyendo al público) en comparación con un evento "tradicional".

En la peor de las expresiones del aspecto competitivo sin una actitud verdaderamente deportiva de "juego limpio" ("fair play") se grita, se ensucia, se rompe, se insulta al contrario, se discuten las decisiones o se falta el respeto a los jueces y árbitros, se llega incluso a hacer trampa o a buscar la forma de superar el espíritu del reglamento al margen de su letra ("hecha la ley, hecha la trampa") y un lamentable etc. etc. que incluye hasta el robo, y que se refleja en una tensión y un estrés, en una mala onda o agresividad claramente palpable en el ambiente.

Contrariamente, cuanto más "tradicional" es el evento, las personas son, en resumen, más respetuosas de los demás. Se comparte más. Hay más confraternidad, tolerancia y apertura. La gente está más relajada y disfruta más, al margen del resultado deportivo concreto. Lo importante, se ve claramente, es el viaje, no el destino...se va a aprender, a experimentar, no simplemente a intentar ganar o demostrar.

Sin embargo, para nada creo que la competitividad sea ineludiblemente algo negativo. No obstante lo cual, soy consciente de que si no se tiene claro el aspecto positivo de competir, hacerlo puede llevarnos por un muy mal camino.

Dicho de otra forma, competir puede ser una forma de educar(nos) o de retroceder, individual, moral y socialmente hablando.

Hay que diferenciar aquí la actitud "deportiva" y la "marcial", de la actitud meramente "competitiva".

La competitividad como fin y sacada de contexto trae grandes problemas a uno mismo y a los demás: el perseguir ganar como si fuera el objetivo, a nivel educativo-laboral, político, etc. etc. Es la actitud de "pisar cabezas" con tal de llegar más arriba. La de "el fin justifica los medios". Un mal camino por el que va, hay que decirlo, el mundo en general. Y (creo profundamente) las artes marciales y los deportes deberían remar contra esta corriente, no dejarse llevar...

Una actitud marcial es claramente otra cosa de una actitud competitiva, me parece que no hace falta explicarlo aquí. Pero incluso una actitud deportiva es claramente distinta de la simplemente competitiva.

De hecho, la llamada "deportividad" persigue una actitud mucho más cercana a la visión que tienen las artes marciales tradicionales de lo que es el deporte y la competencia. Es decir, una visión del torneo como una herramienta interna para lograr algo más elevado, incluso de una herramienta no imprescindible y que, en todo caso, tiene un ciclo que se agota independientemente de las habilidades físicas, sino por elección, para luego seguir más allá.

Por eso, si en artes marciales se elige competir, para no perder el rumbo hay que tener en claro (en mi opinión) ciertas cosas.

Lo primero es que competir implica buscar ganar. No se puede disimular este hecho o decir que uno va "a competir". Uno va a competir para ganar. Sino se trataría de un juego, no de una competición...contrariamente el que, jugando, solo tiene en mente ganar, está confundiendo precisamente un juego con una competencia.

Lo segundo es saber que competir implica unas normas y ciertos encargado/s de interpretarlas y ponelas en práctica que SABEN MAS QUE NOSOTROS ya que se dedican a ello en ese momento y lugar, y nosotros nos dedicamos a competir.

A su vez, estos son seres humanos y van a equivocarse SIEMPRE. Más o menos, pero SIEMPRE. Este hecho no debe preocuparnos ni alterarnos. Debemos saber que no podemos hacer nada para cambiar y, por diversas razones, muchas veces ocurren estos (desde nuestro punto de vista al menos) "errores de juicio" de las reglas que terminan (una vez más, desde nuestro punto de vista) "perjudicándonos".

Lo tercero que hay que saber es que hay personas que compiten con nosotros. Sí, también son humanos. Debemos respetarlos y cuidarlos, no comérnoslos crudos con tal de ganar...

Lo cuarto a saber es que ganar o perder en una competencia de artes marciales (o de cualquier otra cosa) no es algo realmente importante en la vida. Llevarse un trofeo o una copa no es importante. Ser el campeón del barrio, o incluso del mundo, no es importante. No señores, NO ES IMPORTANTE. Piensen simplemente en un chico muriéndose de hambre, por ejemplo. ¿Entienden a lo que me refiero? Por eso competir incluso para un deportista no es realmente imporatle. Lo que importa es como uno viva con uno y con/por lo demás.

Está claro, igualmente, que el ganar suele ser el reflejo de un logro más o menos importante si lo sentimos así. Y está bien. Pero no es realmente lo importante. Lo importante de un arte marcial, el fin último, sea esta caratulada como "tradicional" o no, no está en la faz competitiva, en una exhibición, en una demostración, en un curso o en un seminario. Lo importante está en la actividad en sí que realizamos, que va más allá del momento puntual de la competición, de ganar, de empatar o de perder.

Marcialmente, nuestra disciplina depende de la actitud anterior, actual y posterior a cualquier evento. De una actitud de vida, de avance y retroceso continuo, no "puntual" (por "el punto", que da la victoria) sino de largo plazo, de constancia, de respeto del otro, de perseverancia. En artes marciales japonesas esto se llama "DO". No lo olvidemos.