Bases o fundamentos para la defensa personal ideal, entendiendo esta
como un punto de partida teórico para el estudio de situaciones
infinitas e impredecibles en la práctica en cuanto a las posibilidades
de ataques y agresiones que pueden darse, y las formas de defensa con
las que podemos reaccionar a los mismos. Dividiré este estudio de la
defensa personal en tres fases: la técnica, la táctica y la estratégica. Tercera Parte.
INDICE
- La necesidad del estudio y la práctica de la defensa personal o autodefensa
- Definiciones y conceptos
- Estructura estratégica para una defensa personal ideal.
- Estructura táctica para una defensa personal ideal.
- Estructura técnica para una defensa personal idea (distintos tipos de ataques, ataques con o sin armas, lo que no hay que hacer).
- Defensa ante un ataque sin armas o con armas blancas
(postura de defensa, esquiva, control, bloqueo, golpes, luxaciones,
proyecciones, estrangulaciones, lucha en el suelo, desarmar, huir,
etc.).
Defensa ante un ataque sin armas o con armas blancas.
La defensa ideal ante un ataque individual, desarmado o con
armas blancas, debe ser rápida y eficaz, teniendo en cuenta que muchas
veces perder tiempo puede significar problemas (otros ataques, llegada
de las autoridades, etc.) y fallar o hacer las cosas mal ser
contraproducente.
Teniendo en cuenta esto, una vez no
podamos evitar el ataque en sí, la defensa personal debe seguir
idealmente el siguiente orden de actuación, que dividiré en distintos
pasos para un estudio más claro, pero que son pasos que en la realidad
se funden en una continuidad indisociable llamada "técnica".
0 - Postura de defensa.
Si no fuimos
asaltados por sorpresa, deberemos adoptar una postura para defendernos
ante el posible ataque. Aunque sobre la postura a adoptar hay tantas
opiniones como estilos marciales, diré aquí lo que considero básico, lo
que implica ofrecer la menor superficie posible de nuestro cuerpo al
agresor, al tiempo que buscamos mantener un buen equilibrio y estar
dispuestos para la defensa.
Esto implica una postura
natural, manteniendo las piernas abiertas más o menos una anchura igual a
la de nuestra cadera o espalda (a la altura de los hombros), y ladear
el torso para enfrentar al atacante de costado, aunque con la cadera de
frente a su dirección. A su vez, la pierna y el brazo de un lado (el
menos dominante, o el que corresponda según la situación) deben estar
atrasados respecto de los del otros, que apuntarán en dirección al
oponente. Es decir, la clásica postura de guardia de las artes marciales
que, con el brazo y la pierna "fuertes" atrasados, permite desplazarse
(esquivar) y dar golpes o patadas con contundencia manteniendo el
equilibrio.
1 - Esquiva.
Como regla general, si
vamos a recibir un golpe, sea con la parte del cuerpo que fuere, si lo
vemos venir con suficiente antelación, lo ideal es salir de su
trayectoria, esquivarlo. Los desplazamientos en cualquier dirección,
hechos con velocidad, son imprescindibles para esquivar un ataque, por
eso hay que entrenarlos con regularidad, son la base de toda defensa
personal cuerpo a cuerpo.
Aclaremos que esquivar no
significa necesariamente retroceder o dar un paso al costado. También se
puede esquivar hacia adelante, entrando y anticipándose a la fase de
descarga del ataque, anulándolo durante el proceso.
Por
tanto, si realmente nos anticipamos al golpe, en vez de esquivar
"saliendo", debemos "entrar" hacia el oponente, buscando anular su
ataque antes de que se produzca con un golpe, una luxación, derribo,
etc.
Esquivar saliendo también puede culminar en una
inmovilización, proyección, luxación o control del atacante sin
necesidad de golpes u otras acciones.
Si logramos
algunas de estas acciones de esquiva-control, pasaremos directamente al
punto 5 (está desarmado). Si solo logramos una esquiva, seguiremos con
los puntos siguientes.
Hay que aclarar que lograr una
esquiva con acción de control al mismo tiempo es realmente difícil, y
sólo está al alcance de aquellos artistas marciales o practicantes de
defensa personal con muchos años de entrenamiento, e incluso así, en la
realidad no es siempre posible, depende en gran medida de las
circunstancias: el agresor, la atención que estemos prestando a sus
acciones, la visibilidad, etc.
2 - Control.
Si se trata de una
persona armada con un arma blanca (cuchillo, palo, etc.), luego de
esquivar habrá que controlarlo a partir del brazo que tiene el arma.
Esto debe ser ejecutado sólo si se domina, y en caso de la menor duda lo
mejor será esquivar y correr.
Como regla general, no
nos jugaremos a defendernos contra un ataque con cuchillo o pistola
salvo que sea un último recurso inevitable: no hay que olvidar que todo
el dinero del mundo no vale nuestra vida, y que por muy bien que nos
salga una defensa de este tipo en los entrenamientos, un error en la
realidad puede ser mortal y no habrá una segunda oportunidad. No es
tener miedo, es ser realista.
En caso de llevar a cabo
el control del brazo armado, deberá aprovecharse a ser posible la propia
fuerza del ataque para desestabilizar o desequilibrar al oponente, para
luego aplicar una luxación. Si se puede se desarmaremos y nos
apropiaremos del arma del atacante en este momento, sino habrá que
continuar (ver punto 4 en adelante) para desarmar una vez éste caiga al
suelo.
Por último, siempre tener en mente que el
control es sobre el oponente, no sobre su arma (si la hubiere) o sobre
la extremidad que nos atacó. De otra forma, un control de un brazo, por
ejemplo, habilitaría al atacante a continuar atacando con una pierna o
con el otro brazo. El control debe anular cualquier tipo de ataque
posterior del agresor, de su cuerpo como una unidad.
3 - Bloqueo.
Si no pudimos evitar el
golpe esquivándolo, hay que bloquearlo. En mi visión marcial, el
bloqueo es solamente un complemento o reaseguro a la esquiva, en caso de
que esta no fuera efectiva.
Como de antemano no
sabremos si vamos a poder esquivarlo o no (sobre todo en el caso de
golpes verdaderamente rápidos) el acto de esquivar-bloquear, debe ser
indisociable, pero nunca el segundo (bloquear) prescindir o adelantarse
al primero (esquivar), ya que si el bloqueo no funciona, en algunos
casos puede ser mortal (armas blancas, golpes a puntos vitales).
En
caso de luego pensar o dejar la posibilidad para agarrar brazos o
pierna para luxar o derribar al oponente, es recomendable hacer el
bloqueo con la mano abierta para ya estar predispuesto a ello con mayor
velocidad, fluidez y naturalidad. Contrariamente, si lo que pretendemos
después es golpear con la mano cerrada, el bloqueo debe ser con la mano
en puño.
Al bloquear una patada, un golpe circular (más
potente y difícil de controlar debido a la inercia que ganan gracias a
la fuerza centrífuga) o un ataque con un arma blanca, una opción
recomendable si no se pueden esquivar es bloquearlos con ambos brazos o
antebrazos, no con uno sólo, que podría resultar fracturado o lesionado.
A niveles avanzados, el bloqueo y el golpe pueden
darse al mismo tiempo, al unísono. Como todo, esto requiere una
particular destreza fruto de la práctica. En karate, un golpe se
considera tanto una defensa como un ataque, con esa mentalidad se encara
la contundencia de las defensas.
4 - Golpe.
Después de
esquivar-bloquear, hay que golpear para retomar la iniciativa y disuadir
al atacante en su intento, y al mismo tiempo prepararlo para reducirlo
de ser necesario. Como dije anteriormente, esto puede haberse hecho
paralelamente al hecho de esquivar.
Este golpe no será
necesariamente definitivo, sino en principio lo que podríamos llamar un
golpe de "ablande" o "de apertura", que también sirve como primer
recurso para desorientar al atacante en caso de tener que zafar de un
agarre o presa hecha por éste a uno de nuestros brazos, ropa, cuello,
etc. Por supuesto, con "golpe" aquí me refiero a uno efectuado con
cualquier parte del cuerpo, incluyendo golpes de puño, patadas, codazos,
rodillazos, cabezazos y un largo etc.
Hay que tener
claro los puntos vulnerables o incapacitantes [3], ya sea para
utilizarlos o para evitarlos en caso de no querer causar un daño mayor:
corazón (golpeado), clavículas (rotas), boca del estómago (golpeado,
asfixia), hígado, zonas erógenas, rodillas, tibias, dedos (para pistola,
armas blancas).
5 - Luxar / Proyectar (derribar).
Luxar
una articulación es muy efectivo como técnica de defensa personal. Lo
mismo ocurre con los "lances" o "proyecciones" típicas del judo y el
aikido, que permiten usar la gravedad, la fuerza y el peso de nuestro
atacante a nuestro favor, para poder derribarlo al suelo. En ambos
casos, por supuesto, hay que saber como hacerlo y haberlo practicado
antes de aplicarlo en una situación real de defensa. Si no se conocen
este tipo de técnicas, hay que pasar directamente al siguiente paso.
El
"poner la pata" o "hacer zancadilla" es la forma más fácil de derribar a
una persona, por lo que hay que tenerla siempre en cuenta. En lo que a
las luxaciones se refiere, cuanto más chica sea la articulación, más
fácil será luxarla, lo que significa que el orden en que deben
intentarse las luxaciones en defensa personal en función de su facilidad
de ejecución es el siguiente:
- dedos.
- muñeca.
- codo.
- hombro.
- rodilla.
Las
técnicas de este tipo no tienen que aplicarse necesariamente después de
la esquiva, bloqueo y/o golpe, sino que pueden ser paralelos a
cualquiera de ellas.
No olvidemos que el tirar a una
persona al suelo puede ser mortal, sobre todo si esta no sabe caer de
forma segura (realizar un "ukemi"), si la superficie del piso es
irregular o con obstáculos, etc. Una técnica de proyección aplicada "en
serio", por tanto, tiene que ser un último recurso.
6a - Inmovilizar, controlar o rematar.
Si
esquivamos, proyectamos y/o luxamos, lo más probable es que podamos
continuar el movimiento inmovilizando, controlando o rematando (dando un
golpe más contundente o luxando) a la persona ya en el suelo. Lo mejor
es siempre intentar inmovilizar (controlar), para no caer en abusos de
autoridad injustificados (desde el punto de vista legal).
Sin
embargo, en el caso de que se trate de un ataque de más de una persona,
o de atacantes muy violentos y/o con armas blancas, el golpe o la
luxación de remate será posiblemente inevitable para dejar a la persona
al menos lo suficientemente conmocionada (lesión incapacitante) para que
ya no sea una preocupación para nuestra defensa.
Por
otro lado, hay que considerar que el hecho de inmovilizar a alguien,
implica quedarse en el lugar para recibir ayuda, atar sus manos y/o
piernas, trasladarlo a la comisaría, etc., salvo que se disponga de unas
esposas, lo que en muchos países no es legal, y en cualquier caso no
necesariamente las tendremos encima.
Recuerde (para
evitarlos, antes que para utilizarlos) los principales puntos
vulnerables mortales (golpeando): las sienes, la base de la nariz, el
entrecejo, la arteria carótida, la garganta (o nuez de adán).
6b - Desarmar.
En caso de que el
ataque haya sido con arma blanca o de fuego, la defensa será el último
recurso, pero en caso de hacerla una luxación o derribo se hace casi
imprescindible, y debe ser ejecutado sin piedad y con las
consideraciones del caso (teniendo en cuenta que el filo del arma, si lo
tuviera, no nos corte en el proceso). La propia arma puede servir para
luxar en el proceso al atacante.
Hay que tener claro
que alguien que nos ataca con un arma blanca o de fuego no tiene
consideración alguna por nuestra vida (incluso con un palo se puede
matar), por eso no podemos dudar a la hora de reducirlo con contundencia
(luxando o lesionando el brazo que porta el arma, por ejemplo, de ser
necesario). Luego de haber luxado o proyectado o, en su defecto,
habiendo propinado un segundo golpe tras el golpe de apertura.
Si
se trata de una pistola, se puede usar la misma para luxar los dedos
del atacante, desarmarlo y incluso golpearlo con la culata de la misma.
Si se trata de un cuchillo, habrá que desarmarlo siempre teniendo en
cuenta el filo del mismo y su trayectoria. Y si es un palo, porra o
similar, se podrá usar para luxar muñeca o codos, o golpear una vez nos
hayamos hecho con el mismo.
Hay que tener en cuenta que
si se trata de un arma flexible (cadena, látigo, porra extensible con
resorte, etc.) no servirá de mucho un bloqueo, ya que será "superado"
por la flexibilidad del arma, que podrá alcanzarnos igual en la cabeza u
otra parte del cuerpo que queramos proteger con los antebrazos.
El
desarme implica guardarnos el arma en un lugar seguro, no dejarla en el
suelo. Muchas veces la propia arma (palo, cuchillo, etc.) puede servir,
ahora en nuestras manos, para terminar de intimidar, inmovilizar o
reducir al agresor.
Algunos fundamentos más sobre la
defensa personal contra armas blancas aquí.
7 - Estrangulaciones.
Titulo este apartado "estrangulaciones"
y no "estrangular", ya que es una técnica "ultimo
recurso" que, a mi entender, hay que evitar en defensa personal
por su potencial riesgo. Paso a explicar por qué.
Estrangular (a veces llamado
incorrectamente "ahorcar") es el acto de hacer apretar de
alguna forma el cuello de una persona para dejarlo inconsciente. Para
alguien que no tiene práctica en ello, no es para nada recomendable
y puede parecer un acto muy violento, y por lo tanto no es para nada
recomendable. Para aquellos que manejan esta técnica y la ven con
otros ojos (luchadores, judokas, practicantes de jujitsu, mma, etc.)
lo cierto es que igualmente deben conocer los riesgos y limitaciones
de las estrangulaciones en defensa personal.
Lo primero que hay que saber, es que
toda estrangulación que llegue a la inconsciencia es riesgosa para
la salud de la persona estrangulada. Aunque la mayoría de las veces
no hay consecuencias negativas apreciables, lo cierto es que pueden
causarse daños cerebrales por falta de riego sanguíneo al cerebro,
o generales, por parada cardíaca en caso de pérdida permanente de
la respiración. Esto hace, a mi entender, que desde el punto de
vista de la autodefensa, las estrangulaciones se tengan que
considerar una técnica de último recurso o, en todo caso, para
forzar la rendición del atacante, no para dejarlo inconsciente.
Por tanto, pensando en la integridad de
la persona estrangulada (porque, no olvidemos, nuestro objetivo es la
defensa personal) hay que dejar de estrangular como máximo cuando
esta se desmaya, ya que si mantenemos la presión más tiempo, lo que
casi con seguridad se quedaría en un simple desmayo, podría pasar a
mayores, con los problemas que esto ocasionaría a la persona (mayor
posibilidad de daños cerebrales o incluso la muerte) y los
consecuentes problemas legales para nosotros.
Hay dos tipos de estrangulaciones,
desde el punto de vista del efecto sobre la persona estrangulada: las
estrangulaciones aéreas y las sanguíneas. La primera se caracteriza
por impedir el paso del aire por la tráquea, ahogando a la persona.
La segunda por impedir el paso de la sangre hacia el cerebro. Por
ello, la primera es mucho más lenta en hacer efecto (tiempo que
pueda aguantar el aire la otra persona) que la segunda (a partir de
10 segundos). Además, las estrangulaciones que afectan a la tráquea
puede dejar lesiones que hagan que, aún después de soltar a la
persona, esta no pueda seguir respirando, por lo que son aún más
peligrosas en ese sentido. Por supuesto, ambas pueden darse al mismo
tiempo, pero alguien que domina la técnica sabe ejecutarlas
separadamente sin mayores inconvenientes.
Por último, hay que saber que hay
estrangulaciones que en realidad lo que hacen es luxar la columna
cervical, ya sea en exclusividad o al mismo tiempo que impiden el
paso de aire a los pulmones y/o de sangre al cerebro. La más
característica es la conocida como "mata león". El riesgo
mortal de esta estrangulación, sobre todo aplicada a personas sin
experiencia o entrenamiento (fortalecimiento del cuello, etc.) es
evidente. Deben ser el último recurso, ya que pueden causar una
lesión medular a nivel cervical que deje parpléjica o incluso mate
a la persona.
8 - Lucha en el Suelo.
Es normal que cualquier pelea o lucha
termine en el suelo. Mucho más normal de lo que muchos creen, sobre
todo cuando los que se enfrentan (o al menos uno de ellos) no son
precisamente profesionales de la defensa personal; algo que es de
esperarse, sobre todo en el caso del atacante, que será casi
siempre, por definición, irracional en su accionar inicial. Y digo
irracional porque, ¿qué podría justificar atacar a una persona que
no lo atacó a uno previamente?
Por tanto, llegado al piso o al suelo,
las reglas para pelear varían bastante debido a que, por decirlo de
alguna manera, hay que luchar contra un contrincante más que no
cederá por mucho que hagamos: el suelo.
Sería irrisorio intentar explicar
técnicas de lucha en el suelo por este medio, ya que aunque lo
lograra en la teoría, usted no por ello tendrá más posibilidades
en la práctica. Sin embargo, a título informativo, puedo mencionar
someramente las posibilidades y principios que rigen la lucha en el
piso.
Lo primero que hay que saber es que el
suelo, además de ser un contexto donde también darse y recibirse
cualquier tipo de golpe, es más bien ideal para la aplicación de
palancas (luxaciones) estrangulaciones (ahorcamientos) o
inmovilizaciones (retenciones).
Ya hablamos de las luxaciones, solo
agregar que en el suelo el peso del cuerpo bien utilizado puede
hacerlas incluso más peligrosas, aunque se realicen "lentamente",
y que para poder luxar primero habrá que haber controlado al
oponente. Lo mismo dicho ya para las estrangulaciones se aplica en
este caso, y también lo que acabo de mencionar del control, que
siempre requiere unos buenos puntos de apoyo en el piso.
Las inmovilizaciones o retenciones en
el suelo son el acto de hacer que la persona permanezca sin moverse,
normalmente debajo de nuestro, total o parcialmente. Si bien en
judo, jujitsu, lucha libre, sambo y otras disciplinas donde se
practican tienen a nivel deportivo un gran efectividad, en la lucha
en el suelo aplicada a la defensa personal pueden ser, a mi entender,
contraproducentes.
La razón es evidente: mientras que
inmovilizamos a alguien, este puede asestarnos golpes o patadas,
mordernos, meternos los dedos en cualquier orificio natural (acciones
no permitido por la mayoría de los deportes de lucha) o, en el peor
de los casos, cortarnos con un arma blanca, etc. Además, si luchamos
contra más de una persona, tiene menos sentido quedarse sobre él
para inmovilizarlo cuando otros pueden atacarnos en el ínterin. Por
último, aunque logremos reducirlo e inmovilizarlo, habría que
esperar en esa posición la llegada de ayuda o lo que fuera, cosa
para nada práctica.
Por último, no hay que olvidar que el
suelo en la calle no es un tatami o una colchoneta. Es decir, podemos
lesionarnos simplemente por estar en el suelo: vidrios, un cordón
donde nos golpeamos la cabeza, piedras, etc. Lo peor que puede
pasarnos, desde el punto de vista de la defensa personal, es que
nosotros caigamos al suelo y nuestro atacante siga de pie, porque ahí
podrían llover las patadas, etc... En ese caso, si no podemos
levantarnos y sabemos luchar en el suelo, más vale arrastrar a
nuestro atacante al suelo con nosotros que permanecer en inferioridad
de condiciones.
9 - Huir, esperar a las autoridades o transportar al atacante inmovilizado.
Este paso, aunque el último y poco considerado cuando se habla de defensa personal, es totalmente fundamental.
Lo
que hayamos hecho antes, influirá en como termine nuestra defensa: con
una persona inmovilizada, o con una persona incapacitada para seguir
atacando. Si es el primer caso podemos contar con el factor sorpresa
(dejarla y salir corriendo) transportarla hasta una comisaría o esperar
ayuda de las autoridades si fueron alertadas. Si es el segundo caso, en
mi opinión, deberemos abandonar la zona lo antes posible para evitar
complicaciones legales.
Transportar a una persona
inmovilizada no es algo fácil, sobre todo si esta se resiste. Hay que
saber hacerlo y en cualquier caso es una situación incómoda que hay que
tratar de evitar salvo que seamos un agente de la ley y no tengamos otra
opción que llevarla a cabo. De hecho, la principal diferencia entre la
defensa personal en general, y la defensa personal policial, radica en
que un policía debe siempre concluir su defensa en la inmovilización
(esposado) y transporte del atacante.
Si se va a recibir un golpe.
Si no podemos esquivar y/o desviar, un golpe, o acortar la
distancia hacia él, sólo queda recibirlo ("encajarlo") de forma tal que
nos haga el menor daño posible:
- Si el golpe es en la cara o mandíbula, hay que procurar no tener la
boca abierta, y apretar fuerte los dientes a la vez que ponemos rígidos
los músculos del cuello, evitando que la cabeza rote absorbiendo el
impacto (para impedir una posible lesión cervical, que podría ser fatal o
dejarnos fuera de combate).
- Si es al abdomen, contraer los músculos del torso de forma tal que
éstos impidan posibles daños a órganos internos, aunque las costillas
puedan verse afectadas (para eso está la caja torácica, para proteger
los órganos vitales).
- Siempre es preferible recibir un golpe en la frente o la parte alta
de la cabeza que en la nariz, la mandíbula, las orejas o la sien, que
son zonas más débiles o sensibles. Un golpe a la mandíbula puede
dejarnos inconscientes, uno en la sien matarnos por ser esta parte del
cráneo muy fina.
- Algunos recomiendan no cerrar los ojos o parpadear, para poder
seguir luchando luego del golpe sin perder la visión del combate. Sin
embargo, el no parpadear es un instinto difícil de evitar, sobre todo si
se recibe un golpe directo en los ojos, por lo que no es algo que
debamos plantearnos hacer de forma realista, salvo que lo hayamos
entrenado previamente y lo tengamos debidamente automatizado como
reflejo.
Notas:
[1] Entendiendo por armas cualquier objeto que puede ser usado para defendernos.
[2] Sun-Tzu - El Arte de la Guerra.
[3] Que normalmente causan dolor o pérdida de conciencia, pero que son igualmente peligrosos.